El perezoso Meroz

 
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Las Sagradas Escrituras le dedican solamente un versículo a la historia de un pueblo que, en cierto momento, se encontraba habitado por israelitas. Dicho pueblo era Meroz, y para entender lo que le aconteció es necesario analizar el contexto en el que se hallaba. Por lo tanto, a continuación brindamos algunos detalles:

El capítulo 4 del libro de Jueces nos revela que Israel se encontraba haciendo lo malo delante de Jehová. Asimismo, el pueblo de Dios tenía 20 años de ser oprimido por Canaán. El rey de esta última nación era Jabín, y su mano derecha era Sísara, jefe del ejército cananeo.

Por su parte, en Israel la encargada de gobernar era la jueza y profetisa Débora. En cierta ocasión, esta sierva del Señor recibió una orden divina que consistía en decirle a Barac, persona de influencia en el pueblo, que debía buscar hombres para luchar contra los cananeos. Este último varón ejecutó un llamado al pueblo israelita, y solicitó la ayuda voluntaria de luchadores. El objetivo no era obligar a nadie, sino que cada hombre se ofreciera para estar de parte de Jehová.

Cuando llegó el día de la batalla, el Todopoderoso le dio una nueva victoria a su nación; sin embargo, Él no quedó satisfecho con un pueblo, a saber, con Meroz. Ese descontento divino lo vemos reflejado en el cántico de Débora y Barac en el siguiente capítulo: "Maldecid a Meroz, dijo el Ángel del Señor: Maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron al auxilio del Señor, al socorro del Señor contra los fuertes" (Jueces 5:23).

Ahora bien, ¿qué significa el hecho de que Meroz no haya ido al auxilio del Señor? La respuesta es sencilla, solamente debemos preguntarnos: ¿Qué hizo Meroz por Dios? La respuesta es: nada, Meroz no hizo nada. Por lo tanto, Meroz pecó por negligente e irresponsable.

Con todo esto en mente, cabe realizarse, de manera personal, las siguientes preguntas: ¿Será que yo no estoy yendo al auxilio de Jehová? ¿Estoy siendo negligente con mis responsabilidades en la obra de Dios?

Podemos asegurar que "no ir al socorro de Jehová" significa ser un perezoso espiritual. Por eso, a continuación vamos a nombrar una lista de 6 síntomas que indican que se está padeciendo de esa desagradable enfermedad:

  1. Descuido del culto personal.

  2. No manifestar una fe viva entre la familia, vecindario, lugar de estudio o de trabajo.

  3. Menospreciar a los pobres y afligidos.

  4. No dedicarse a la obra misionera.

  5. No dedicar recursos económicos para la propagación del Evangelio.

  6. No cultivar los talentos.​


La Biblia nos menciona que "al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Santiago 4:17); por consiguiente, es nuestro deber ser diligentes en el trabajo que nos corresponde. Hoy el Señor está buscando obreros voluntarios que lleven el estandarte de la verdad al campo de batalla. ¿Cuál será tu respuesta y tu actitud ante ese llamado?


Rodrigo Sánchez Renderos

​​Anciano y Director de Evangelismo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de El Brasil, Alajuela, Costa Rica.

 
GYC Costa Rica