Nuestro deber de evangelizar

 
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Muchos quizás no me conozcan y deseo en esta breve introducción presentarme para que puedas apreciar, querido y querida lector, cuál es el motivo de mis palabras para éste Blog.

Nací en la provincia de Heredia (Costa Rica), en Septiembre de 1995; soy el hijo mayor y la tercera generación de una familia Adventista del Séptimo Día. He crecido a la sombra de familiares y hermanos en Cristo, que tenían (y tienen) el hábito de compartir el mensaje de salvación que hayamos en Apocalipsis 14:6-12 (y que, a su vez estos versículos, nos obligan a distinguirnos como "un pueblo peculiar, celoso de buenas obras" que aguarda "la esperanza bienaventurada" a saber: "la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" según Tito 2:11-14) con otros. El evangelismo siempre me ha llamado la atención, aunque tengo escasos 4 años de practicarlo.

Muchas veces tenemos historias sobre nuestra juventud, de las cuales no nos podemos sentir orgullosos, experiencias que nos hacen preguntarnos "¿será que existe alguna oportunidad de redención para mí?". Yo crecí en un ambiente del que escuchaba (y aún oigo) expresiones cómo: "debemos predicar la verdad", "hay que compartir el mensaje", "nuestro testimonio debe ser como el de Jesús". Pero, ¿por qué?, ¿con qué motivo?, ¿no hay acaso hermanos ya en nuestras iglesias que lo hacen?, ¿y qué sucede si evangelizar no es mi don? Y a todo ésto quiero decirte que sí hay redención para ti joven y señorita, que quizás hasta éste momento has tomado malas decisiones: "¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra" (Salmo 119:9). "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). "Porque en otro tiempo erais tinieblas, más ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz" (Efesios 5:8). Muchas veces malinterpretamos la obra misionera como un don particular, el cual solo le es concedido a algunos de nuestros compañeros de fe, pero déjame decirte que no podemos errar más sobre este tópico; cuando encontramos la comisión evangélica, apreciamos que Jesús empieza su mandato expresando: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra" (Mateo 28:18); y pregunto, ¿No tiene acaso Jesucristo autoridad y poder sobre nosotros? ¿Somos ajenos a la tierra para darnos el lujo de excluirnos de su estatuto? ¿Creemos acaso que Dios dará por inocente nuestra desidia respectiva?

Puedes poner muchas excusas para no hacer evangelismo: estudio, trabajo, familia, tiempo, etc. Puedes considerar el hecho de que ya en tu iglesia alguien lo hace, y que no eres el único que llega cada sábado a calentar la banca de tu templo. Pero esa persona que tú conoces, dedicada a compartir el evangelio de Cristo con su entorno, también tiene que trabajar y/o estudiar, quizás hasta tenga una familia a la cual debe dedicarle parte de su tiempo; sin embargo, no utiliza nada de esto cómo pretexto para no cumplir con el mandato de Jesucristo. Y lo triste es que, si Cristo no ha vuelto antes, deberá degustar la muerte a causa del pecado que se ha inmiscuido en la Tierra. Y ¿qué harás tú cuándo esto último acontezca?.

Ellen White escribió: "Los portaestandartes están cayendo, y deben prepararse jóvenes para llenar las vacantes, a fin de que el mensaje siga proclamándose. Se ha de extender la lucha activa. Los que poseen juventud y fuerza han de ir a los lugares oscuros de la tierra, para llamar al arrepentimiento a las almas que perecen. Pero deben primero limpiar de toda impureza el templo del alma, y entronizar a Cristo en el corazón". OE 110.2.

Si no sabes cómo compartir de Cristo, ora. Si no sabes quién es la persona a la que Dios desea que le muestres Su amor, pídelo en oración. Si no te sientes capacitado para compartir de Jesús, abre tu biblia, estudiala (seriamente y a profundidad), y ora para que Dios ponga sus palabras en tu boca al conversar con los demás. Antes de compartir literatura con los demás, ora para que el Espíritu Santo despierte un interés celestial en ese hombre o mujer, y no sea en vano el regalo que estás por obsequiar. Antes de entrar a una casa para compartir las Sagradas Escrituras, ora porque tú no sabes cuanto daño puede haber hecho ya Satanás antes de que entres ahí. Y nunca dudes de que Dios te dará cada ayuda que necesites, da por sentado que cuando vas a compartir el mensaje de vida eterna, los ángeles están a tu lado para ayudarte y protegerte. "Él oye la oración de los justos" (Proverbios 15:29). "Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis" (Mateo 21:22) "La oración eficaz del justo puede mucho" (Santiago 5:16).

Mi primer estudio bíblico, fue con un niño que recién aprendía a leer, y de allí a la actualidad no sólo he colaborado en la enseñanza (y el fomento) de la lectura, también me ha tocado ayudar en labores culinarias, mover muebles pesados para mayor comodidad de los habitantes del hogar, la sanación milagrosa e inmediata de padres de familia por medio de la oración, hacerle frente (por la misericordia de Dios) a la presencia de demonios, estar a punto de perder la vida al estar frente a pandillas con sus armas en mano, ver personas llorar al escuchar por primera vez la verdad del Sábado y en sus propias palabras arrepentirse "por vivir más de 35 años engañadas", conocer a un joven entregarle su vida a Cristo en la cárcel y allí mismo compartirle a los otros presos cuánto Dios a cambiado su vida; y una larga lista de experiencias, que sentado en el sofá de mi casa nunca viviría, porque Dios nos ha llamado a ser nómadas urbanos viviendo y desviviéndonos por y para compartir el mensaje de amor sobre el Jesús que muy pronto volverá. Quizás lo dicho aquí te parezca poco creíble, o no lo tomes en serio, pero ¿Tú que has vivido por Cristo? ¿Qué le vas a contar en el cielo a Juan el Bautista, Pedro, Elías, John Hus o a Esteban; sobre tu cristianismo aquí en la tierra? ¿Puedes sentirte orgulloso u orgullosa, de la poca (o nula) labor que has realizado por Cristo?

Nuestro mensaje no es popular, pero es poderoso; y no sientas nunca temor, vergüenza, o pena por manifestar que eres un o una Adventista del Séptimo Día. Al respecto la sierva del Señor dijo: "No debemos apocarnos y pedirle perdón al mundo por tener que decirle la verdad: debemos despreciar todo ocultamiento. Desplegad vuestros colores para hacer frente a la causa de los hombres y los ángeles. Entiéndase que los adventistas del séptimo día no pueden aceptar transigencias. En vuestras opiniones y fe no debe haber la menor apariencia de incertidumbres: el mundo tiene derecho a saber qué esperar de vosotros". Ev 134.6.

Se necesitan jóvenes que como José, Josué, Deborah, Rut, David, Daniel, Ananías, Azarías, Misael, Ester, Timoteo, o Tito (y me dejo muchos sin mencionar); sean fieles a Dios a tiempo completo, que siempre "estén preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia... de la esperanza" (1 Pedro 3:15) que no sólo hay en nosotros sino también por la cual vivimos. Eso es el espíritu de GYC, somos los jóvenes que sin importar que se "les tenga en poco por su juventud", deciden "ser ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (1 Timoteo 4:12). Y no es ser elitista, porque la Biblia lo ordena; es representar al Cristo que mora en nosotros. ¿Te has preguntado cómo viviría Jesucristo si estuviese en tu lugar? ¿Cuál sería Su trato con tus compañeros de estudio y/o trabajo? ¿Cuáles serían sus calificaciones? ¿Si Él vestiría, comería, hablaría o pensaría como tú?

"Ha llegado el tiempo cuando los adventistas, como nunca antes, deben levantarse y resplandecer, porque ha venido su luz, y la gloria de Dios ha nacido sobre ellos". Carta 296, 1904.

Ha llegado el tiempo en que debemos abandonar cada partícula que seculariza nuestra vida, todo lo que sabemos que es perjudicial para nuestra espiritualidad. Hoy, en este preciso momento, debes rendirte a Cristo por la redención de aquellos que te rodean y están perdidos en sus malos caminos. No dudes de lo útil que vas a ser para culminar la proclamación del mensaje de los tres ángeles "a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6), ni tampoco dudes de tu liderazgo para con los demás jóvenes en un camino de abnegación por la búsqueda de almas que están perdidas.

Amado y amada lector, no sé si nos conoceremos en esta tierra, pero deseo más conocerte y convivir con vos en la Canaán Celestial por la eternidad. ¡Prepárate, levántate y resplandece anunciando el retorno de Aquél que te otorga la vida eterna!

Se despide su servidor:


Randall Jocsán Pérez Cortés

Miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de San Rafael, Heredia, Costa Rica.
Líder de jóvenes en la Zona de Heredia y encargado de Obra Misionera en su iglesia local.

 
GYC Costa Rica